La revolución analógica: los libros regresan a la escuela.


Habrá pasado un año desde que publiqué un vídeo sobre la decisión tomada por los políticos suecos de erradicar ordenadores y dispositivos móviles en las aulas. Los responsables en materia de educación del país nórdico, escandalizados por los malos resultados obtenidos en los informes de evaluación tipo PISA, decidieron hacer un cambio radical en su sistema, aunque ello significara reconocer que habían fallado como políticos a toda una generación de niños suecos. Los libros y los lápices volvían a la escuela en una iniciativa revolucionaria.





Esto mismo ocurrirá en los colegios públicos, privados y concertados de Madrid, a partir del próximo curso escolar. El decreto que prepara el gobierno de la región prohíbe el uso de dispositivos digitales en las etapas de Infantil y Primaria; en la etapa de 0 a 3 años la eliminación será completa,  a partir de esta edad  el uso será muy limitado; siempre compartido, con fines pedagógicos y supervisado por un profesor. La motivación de la Comunidad de Madrid (CAM) no dista mucho de lo que propició el cambio sueco; mejorar los resultados académicos y las relaciones sociales y afectivas.


La generación ansiosa 



El psicólogo social, Jonathan Haidt, alerta de los trastornos psicológicos, el aumento de la ansiedad y la depresión en la conocida como Generación Z. Como  explica Haidt en su  libro La generación ansiosa ( Deusto), la Generación Z es la primera que vivió la pubertad con un portal en su bolsillo: es como si les hubiésemos mandado a crecer a Marte cuando les dimos los smartphones  a principios de la década de 2010 , en el mayor experimento incontrolado que la humanidad ha realizado jamás con sus propios hijos


La Comunidad de Madrid fue la primera en prohibir el uso de teléfonos móviles en el recinto escolar. A la región le siguieron otros territorios en una iniciativa que hoy, nadie discute. 


Con los datos analizados a lo largo de décadas, Haidt demuestra con rigor científico los problemas que han causado los teléfonos inteligentes más allá de la formación y capacitación.  A su juicio, la salud mental es lo que está en juego. Para tratar de revertir la situación, el autor propone un cambio general de las políticas educativas, la regulación de las empresas tecnológicas, en especial sus sistemas de verificación, y una corrección de la sobreprotección en los entornos familiares dotando a los niños y adolescentes de más autonomía. Las cuatro reglas de oro que Haid propone son: 


1.- Nada de smarthphones antes del instituto.
2.- Nada de redes sociales antes de los 16.
3.- Colegios e institutos sin teléfonos móviles
4.- Mucho más juego sin supervisión e independencia infantil. 


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