Lo que una mentira esconde
Lo que una mentira esconde suele ser otra mentira. En esto es experto Pedro Sánchez y , por extensión, su gobierno. El Presidente es maestro en fuegos de artificio para desviar la atención: lo hizo con el Franco-maratón, con las viviendas pa´ to, y ahora con la sentencia a muerte, y sin piedad, a la universidad privada (especialmente si ésta se ubica en Madrid y en Andalucía).
Las declaraciones de la ministra Montero contra las escuelas privadas han sido tan exageradas que varios compañeros de consejo se han visto obligados a matizar el furibundo ataque. El hecho incontestable es que el éxito de la universidad privada en España, con un aumento de matrículas del 55% en los últimos siete años, es proporcional al daño que Pedro Sánchez y su mujer han hecho a la pública que, en este mismo periodo, sólo ha visto un incremento del 0,17%. El escándalo de la cátedra Begoña, en la Universidad Complutense, así como la apropiación de un software pagado con dinero de varias cotizadas, ha minado el prestigio del centro que atraviesa, por esta cuestión, una de sus peores crisis en años.
Sin embargo, no deja de ser llamativo que coincidiendo con estos ataques, el diario El País publicase un reportaje alertando del supuesto crecimiento de los grupos conservadores en la universidad pública. El reportaje en cuestión se refería a la implantación de las asociaciones Libertad sin Ira, S´ha Acabat y Resistencia Norte a las que vinculaba, de forma descarada, con el Sindicato Español Universitario de Juventud Falangista Española. Los estudiantes pertenecientes a las direcciones de estas asociaciones aclaran que “no tienen nada que ver con el sindicato falangista, y que su lucha es por la libertad, la democracia y la excelencia”. Además, denuncian la intencionalidad de la reportera que no duda en hablar del “voto de extrema derecha” relacionándolo con estos grupos.
Una historia de lucha por la libertad
La denuncia y la movilización contra el independentismo y sus formas de violencia y opresión en la universidad catalana es la seña de identidad de S´ha Acabat. Lo vienen haciendo desde hace décadas de forma valiente, anónima y, muchas veces en solitario. Libertad Sin Ira ha conseguido, en tan sólo cinco años, plantar cara a los grupos de extrema izquierda, comunistas y podemitas instaurados en varios campus madrileños, sin que ello supusiera ningún problema para los rectorados ni la prensa.
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